Mirador de Felsenegg
Localizado a 800 metros de altura sobre la cima del Monte Üetliberg, el Mirador de Felsenegg es uno de los mejores lugares para contemplar Zúrich desde las alturas. Vistas panorámicas que cortan la respiración, un agradable restaurante con vistas y senderos perfectos para perderse.
Un paseo por Felsenegg
El Mirador de Felsenegg se encuentra localizado en la cima del Monte Üetliberg, un macizo de 800 metros de altura localizado a 7 kilómetros al suroeste de Zúrich, entre las localidades de Stallikon y Adliswil, en la cadena montañosa de Albis.
La mayor parte de la montaña está cubierta por árboles, pero en sus laderas también se encuentran vastos campos de cultivo y extensas áreas verdes dedicadas al pasto de las vacas y ovejas que habitan en la zona.
En el Mirador de Felsenegg se encuentra uno de los restaurantes con mejores vistas de Zúrich, una opción perfecta para disfrutar de los platos típicos suizos en medio de un verde ambiente bucólico envuelto por vistas panorámicas sacadas de la mejor de las postales.
Si os gusta caminar, los alrededores del Mirador de Felsenegg cuentan con numerosos senderos de diferentes niveles de dificultad que resultan ideales para alejarse del mundanal ruido mientras se contemplan hermosas vistas del lago y los principales lugares que ver en Zúrich a vista de pájaro.
Cómo llegar al Mirador de Felsenegg
Para llegar hasta el mirador se puede coger un teleférico en la pequeña localidad de Adliswil. El teleférico ofrece un viaje aéreo en el que llegaréis hasta la cima de un modo cómodo y agradable en solo 5 minutos.
Es posible llegar hasta Adliswil en coche, o bien utilizando el transporte público. En la estación de trenes principal de Zúrich podéis coger el tren S4 que llega hasta Adliswill.
Uno de los mejores miradores de Zúrich
El Mirador de Felsenegg ofrece preciosas vistas de Zúrich con su hermoso lago, el Monte Üetliberg y el majestuoso Valle del Sihl, por lo que resulta uno de los lugares más interesantes que ver en Zúrich.
Felsenegg es una opción atractiva tanto durante el día, para disfrutar de su majestuoso entorno natural, como al caer la noche, cuando la ciudad se viste con un manto de luces parpadeantes con destellos que se disfrazan de estrellas.
